Las zonas de montaña españolas afrontan la incertidumbre de una recuperación económica que hace muy difícil, en estos momentos, contar con unas perspectivas reales de avance. Las notas características de las zonas de montaña se pueden dibujar con unos trazos complicados en la actualidad porque cuentan en su debe con la falta de oportunidades, el olvido de las Administraciones Públicas, la despoblación geográfica, impacto en las fuentes naturales de desarrollo, carencia de atención y cuidado a la preservación de la cultura local y la debilidad económica. La Administración Local de las zonas de montaña lleva tiempo en una deriva de indefensión que pone en entredicho, incluso, principios constitucionales, que van dese el Derecho a la Salud, pasando por la Educación, el Trabajo y otros derechos sociales.
La Asociación Española de Municipios de Montaña cuenta un elenco de propuestas para promover mejoras y superar las barreras que sufren los ayuntamientos de las zonas de montaña en los ámbitos ya citados y tiene el propósito de involucrarse, en todo lo que esté al alcance de sus posibilidades, en los proyectos que permitan avanzar hacia un futuro donde puedan crearse esferas reales de sostenibilidad.
PRIMERA.
El impulso económico. La Constitución Española reconoce el desarrollo de las zonas de montaña pero a día de hoy, este principio programático constitucional incluido en su Titulo VII está prácticamente vacío de contenido real. La falta de un marco legislativo real y práctico es una de las lagunas necesarias que deben cubrirse. A su vez, ello permitirá en el futuro contar con una solidez jurídica y administrativa que permita el reconocimiento de derechos y situaciones específicas. Por este motivo, es necesario que dispongan de un tratamiento igual a otros municipios como los mineros, industriales o turísticos. El objetivo es que el sistema de fuentes constitucional, donde también juegan un papel fundamental las Comunidades Autónomas, haga realidad un régimen especial para los Ayuntamientos de Montaña que efectivamente mejore su financiación a través de la participación en los tributos del Estado.
SEGUNDA.
La Política Agraria Común. La falta del desarrollo legislativo y en consecuencia la ausencia de vías administrativas eficaces dentro del marco actual para el desarrollo de los municipios de montaña ha motivado que históricamente, y así sigue siendo, sea prioritario prestar atención a las posibilidades de desarrollo que se
abren desde la PAC. Y este apartado cobra mayor importancia porque en la actualidad también se están sufriendo las dificultades para acceder a estos fondos. De ahí la necesidad de promover acciones que mejoren el reparto y el acceso a estos proyectos.
TERCERA.
El desarrollo legislativo. El estudio de una nueva legislación estatal en materia de protección y desarrollo de las zonas de montaña para frenar la despoblación y desertización de estos ámbitos poblacionales. En este sentido, cobra importancia de impulsar el mantenimiento y mejora de los servicios públicos y de las infraestructuras, tradicionalmente deficitarios.
CUARTA.
El Mapa de los Ayuntamientos de Montaña. Para conseguir el reconocimiento, las mejoras y los avances que se consideran prioritarias, el Mapa de los Ayuntamientos de Montaña facilitará la identificación de las entidades locales, mostrará las zonas reales donde las necesidades son más acuciantes y permitirá elaborar propuestas marco basadas en datos y magnitudes tangibles: producción económica, población, recursos naturales, etc. A su vez, permitirá que la cooperación entre los ayuntamientos sea efectiva y real.
QUINTA.
El futuro de las Asociaciones. La reciente reforma local permite ha introducido la posibilidad a las asociaciones de municipios la celebración de convenios con las distintas Administraciones Públicas y que pueden actuar como entidades colaboradoras de la Administración en la gestión de subvenciones destinadas a las entidades locales. Además, pueden adherirse al sistema de contratación centralizada a través de la creación de centrales de contratación, en los mismos términos que las Entidades Locales.
SEXTA.
El foro de diálogo. Una de las vertientes que debe permitir abrir nuevas vías de colaboración entre entidades y administraciones es el estudio de fórmulas para crear espacios de diálogo entre el mundo rural y urbano para generar interacciones positivas con el objetivo de fomentar la preservación de las comunidades de las zonas de montaña, así como la difusión de su problemática y de los logros que obtengan las actuaciones de cooperación promovidas.